Cuenta un filósofo que paseando por la orilla de un río vio a un perro que se moría de sed. El animal apenas se atrevía a acercarse al agua, pues cada vez que lo hacía confundía su propio reflejo con el de otro animal.
Tenía tanto miedo a ser atacado que no paraba de ladrar y permanecía a metros de la orilla. Sin embargo, tal era su sed que finalmente se lanzó al agua. Y el otro perro, que era su obstáculo, desapareció. Y así fue como, al enfrentarse a su supuesto enemigo, aquel perro se venció a sí mismo.
A menudo, el mayor obstáculo del ser humano es uno mismo y para vencer nuestro miedos debemos enfrentarnos a nosotros mismos.
me gusta!
Me gustaMe gusta
Me alegro. Un abrazo
Me gustaMe gusta
Personalmente estoy atravesando una situación así, y no es nada sencillo. A un nivel consciente sé lo que debo hacer, pero cuando debo poner manos a la obra una barrera que parece infranqueable aparece ante mí. Debería hacer como el perro del relato, lo sé; pero aun estoy ladrando a la imagen.
Me gustaMe gusta
No, no es nada sencillo. A veces estamos encadenados a nuestros propios miedos y el pensar » no puedo» o » no soy capaz» es precisamente lo que nos impide conseguir nuestros propósitos y nada más.
Una buena amiga me aconsejó una vez que me preguntase a mi misma ¿qué es lo que quiero?, que me apuntase mis metas en un papel y que debajo anotase qué es lo que iba a hacer para conseguirlo. Así, teniendo claro el camino, cada día tendría que hacer algo, por muy pequeño que pareciese, encaminado a conseguir cada una de mis metas.
Me gustaMe gusta